Durante años se nos vendió la idea de que cuantas más pantallas hubiera en los colegios, más moderna sería la educación. Pero estamos empezando a comprobar que la modernidad sin medida puede acabar siendo un espejismo.
En los últimos meses, varias comunidades han empezado a reaccionar.
Madrid, por ejemplo, ha prohibido el uso individual de tablets y ordenadores en Infantil y Primaria. Aragón prepara una norma para limitar los tiempos de exposición. Murcia habla de una “digitalización saludable” y reduce el uso diario a una o dos horas como máximo. Incluso en Europa, países como Francia o Suecia están dando pasos para recuperar el papel y el lápiz en las etapas más tempranas.
No se trata de nostalgia. Se trata de salud, de sentido común y de equilibrio.
Cada vez más estudios advierten que el uso excesivo de pantallas en la infancia se relaciona con peor sueño, menor capacidad de concentración y dificultades en la comunicación emocional. Lo dicen los pediatras, lo ven los profesores y lo sienten las familias.
Porque cuando un niño aprende a deslizar antes que a escribir, algo se está perdiendo.
Cuando la atención se mide en clics y no en minutos, algo se está rompiendo.
Desde menos-pantallas.com defendemos una idea sencilla:
👉 No se trata de vivir sin pantallas, sino de vivir mejor con ellas.
La tecnología puede ser una gran aliada, pero no a costa de la infancia. Necesitamos colegios que enseñen con el ejemplo: que usen la tecnología cuando tiene sentido, y que sepan cuándo apartarla. Que devuelvan al aula el contacto, la mirada, la pausa, el dibujo, la conversación.
Y sobre todo, necesitamos familias y docentes que comprendan que educar no es entretener con pantallas, sino acompañar en la vida real.
Por eso, a través de familiadigital.org, ofrecemos formaciones y charlas para colegios, AMPAs y profesionales que buscan ese equilibrio. No para prohibir, sino para reflexionar; no para negar el futuro, sino para construirlo con criterio.
Las pantallas pueden enseñar muchas cosas, pero solo las personas pueden educar.
Y quizás ha llegado el momento de recordarlo.
