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¿De verdad un “poco de pantalla” ya hace daño?

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El otro día me encontré con una noticia que me dejó pensando.

 Una investigación de la Universidad de las Illes Balears confirmaba que incluso un uso bajo de pantallas puede afectar al sueño y a la salud mental de los niños y adolescentes. No hace falta que tu hijo esté enganchado diez horas al día; a veces, con solo un rato mal gestionado, ya se ven consecuencias en su descanso, en su atención y hasta en su estado de ánimo.

Como padre, me hizo pensar. Cuántas veces nos decimos: “solo un poco de móvil para que se entretenga” o “que vea un vídeo antes de dormir, no pasa nada”. Pero sí pasa. El estudio señala que los efectos son más graves en menores con TDA, TEA o ansiedad, pero en realidad ningún niño está a salvo si no acompañamos y ponemos límites claros.

La trampa de la normalidad

Lo difícil de todo esto es que la pantalla se ha vuelto normal. Está en casa, en el colegio, en el ocio, en los viajes. Es la niñera silenciosa y el juguete siempre disponible. Pero mientras tanto, los problemas se van colando de puntillas: niños que duermen menos, adolescentes con más irritabilidad, familias que discuten más de lo que hablan.

Yo lo vivo como padre. No hablo desde una torre de marfil, sino desde la experiencia de sentarme en la mesa a pelear porque el móvil no se apaga, o de preocuparme porque noto que mis hijos se enganchan más de la cuenta. Y si me pasa a mí, sé que les pasa a muchos.

¿Qué podemos hacer?

Lo primero es informarnos. Conocer qué dicen los estudios, entender los riesgos y también los beneficios bien gestionados. Lo segundo es actuar: hablar con nuestros hijos, poner normas claras, dar ejemplo. Y lo tercero, quizás lo más importante, es acompañar: no soltar el sermón, sino estar ahí, con paciencia, con cariño, con firmeza.

Mi granito de arena

Por eso creé menos-pantallas.com. Porque este no es un problema aislado, sino una realidad que estamos viviendo miles de familias. Desde mi experiencia como padre y como formador, ofrezco:

  • Charlas online gratuitas de una hora, donde explico de forma directa y cercana qué riesgos reales hay y cómo afrontarlos en casa.

  • Libros y guías prácticas pensados para padres y madres, con estrategias claras para gestionar móviles, tablets y videojuegos sin romper la relación con nuestros hijos.

No pretendo dar recetas mágicas, pero sí compartir herramientas y abrir los ojos sobre lo que está pasando.

La tecnología no es el enemigo. Lo que nos hace daño es dejarla sin control, sin criterio, sin acompañamiento. Nuestros hijos merecen crecer con todo el potencial que el mundo digital les puede dar, pero también con la tranquilidad de un sueño reparador, una mente en calma y una infancia de verdad.

Menos pantallas no significa prohibir, significa elegir mejor. Y eso, como padre, es la batalla más importante que me toca dar.

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